Renfe permitió utilizar escaleras mecánicas «fuera de servicio» durante varios meses en la estación de Atocha

El 28 de enero de 2019, en base a toda la información y pruebas que habíamos recopilado sobre las circunstancias que dieron lugar a la gravísima caída que mi padre sufrió –el 18 de septiembre de 2017– en unas escaleras mecánicas de la estación de Atocha-Cercanías (Madrid), realizamos una RECLAMACIÓN EXTRAJUDICIAL a la Asesoría Jurídica de Renfe, que tres días después contestó mediante un escrito indicando lo siguiente:

«La Dirección General de Viajeros de la sociedad estatal RENFE VIAJEROS, S.A. nos ha trasladado que no consta ningún incumplimiento en la prestación del servicio que le fue facilitado».

Escaleras mecánicas paradas en la estación de Atocha-Cecanías-Renfe

[ Escaleras mecánicas paradas «fuera de servicio» en la estación de Atocha-Cercanías-Renfe (Madrid) de acceso al Andén 1 (Vías 1 y 2) ]

De modo que, el 29 julio de 2019, mi padre –vecino del Puerto de Sagunto (Valencia)– presentó una demanda de Responsabilidad Civil contra Renfe Viajeros en los Juzgados de Sagunto, a la que Renfe contestó negando «todos los hechos alegados de adverso» y solicitando ser absuelta.

AUDIENCIA PREVIA AL JUICIO ENTRE MI PADRE Y RENFE

Aproximadamente un año después, el 6 julio de 2020, tuvo lugar la audiencia previa al juicio en el Juzgado de Primera Instancia Nº 2 de Sagunto, donde el abogado de mi padre solicitó que se enviase Oficio Judicial a Schindler (empresa encargada del mantenimiento de dichas escaleras mecánicas) para que informara sobre determinadas cuestiones relacionadas con las escaleras mecánicas donde mi padre tuvo el accidente.

Al respecto, Schindler envió al Juzgado un informe –fechado el 8 de octubre de 2020– donde corroboraba toda la información que me dieron telefónicamente cuando me puse en contacto con ellos pocos días después de la caída de mi padre, tal y como relato en el libro 35 ESCALONES que publiqué en Amazon a finales de junio de 2020:

«[...] le expliqué que había hablado con varios vigilantes de seguridad de la estación y con varios empleados de Renfe, quienes me habían dicho que las escaleras mecánicas estuvieron cerradas; sin embargo, posteriormente, Renfe las había abierto paradas; pero la información que yo tenía era que Renfe no tenía el visto bueno de la empresa de mantenimiento, que eran ellos (Schindler); por tanto, le pregunté si podía confirmarme esa información.

Ella me dijo que sí; su empresa se encargaba del mantenimiento de esas escaleras mecánicas y, efectivamente, no pasaron un control; en consecuencia, se cerraron para no ser utilizadas; más tarde, Renfe solicitó el visto bueno para abrirlas paradas, pero Schindler no se lo dio, debido a la peligrosidad que tenían; me recalcó, hasta en dos ocasiones, lo peligrosas que eran esas escaleras para los niños.

—Entonces, ¿Renfe está poniendo en peligro a los usuarios? —le pregunté.

—Mira, esto es como si en una comunidad de vecinos el revisor del ascensor dice que para poder usarlo hay que hacer una reparación. Si no se hace y la comunidad sigue utilizándolo, es su responsabilidad —me explicó.»

INFORME DE SCHINDLER SOBRE LAS ESCALERAS MECÁNICAS

En el escrito que Schindler envió al Juzgado informó que el 9 de agosto de 2017 procedieron a paralizar y dejar fuera de servicio todas las escaleras mecánicas (10 en total, incluida por la que se cayó mi padre) que daban acceso desde el vestíbulo de la estación de Atocha-Cercanías a los andenes. La razón de ello fue porque no reunían las debidas condiciones de seguridad, al haber alcanzado el fin de su vida útil. De modo que, Schindler puso vallas de protección en los accesos a dichas escaleras mecánicas impidiendo el acceso a los usuarios, tal y como se puede ver en la siguente imagen que capturé de la noticia «Los usuarios de Cercanías se quejan del cierre "injustificado" de escaleras mecánicas en agosto» publicada por "ELPAIS.com" el 23 de agosto de 2017 y que fue una de las pruebas aportadas en la demanda:

Fotografía de escaleras mecánicas fuera de servicio publicada en una noticia de EL PAÍS.

[ Fuente: Ver noticia de "elpais.com" ]

No obstante, posteriormente Renfe trasladó a Schindler su voluntad de abrir las escaleras al uso peatonalizado de los usuarios, pero Schindler (por escrito, de manera expresa y en varias ocasiones) recomendó en contra del uso y tránsito de las escaleras paradas, porque entendía que no cumplían con los requisitos de seguridad necesarios.

Schindler siempre recomendó que se señalizara que las escaleras estaban fuera de servicio y que no se permitiera a los usuarios utilizarla. Además, aconsejó a Renfe que se bloqueara su acceso a los usuarios (por medio de una barrera o similar) por el riesgo de caída que conllevaban las características constructivas de los peldaños, especialmente para los niños, las personas mayores (como mis padres) y las personas discapacitadas físicamente.

Esto último también corroboraba lo que en Schindler me dijeron telefónicamente:

  • «Las escaleras mecánicas están destinadas a una función en movimiento. En cuanto a su uso manual, no es para ello, por las características de los peldaños y disposición, respecto a la altura, forma de cuchillo, etc.»
  • «Renfe solicitó su uso de forma manual, paradas. Por parte de Schindler se desaconseja, por las dimensiones y características de los peldaños. En concreto, POR LA ALTURA QUE TIENEN

RENFE RETIRÓ LAS VALLAS SIN HABER REPARADO LAS ESCALERAS MECÁNICAS

Sin embargo, a pesar de lo indicado por Schindler, Renfe (dejándolas paradas) quitó las vallas y los carteles donde se indicaba que estaban fuera de servicio, como se puede ver en la siguiente fotografía que hice dos días después de la caída de mi padre y que fue otra de las pruebas que se adjuntaron a la demanda:

Acceso a escaleras mecánicas paradas fuera de servicio en la estación de Atocha-Cercanías (Madrid)

[ Acceso a las escaleras mecánicas para bajar al Andén 1 (Vías 1 y 2) desde el vestíbulo de la estación de Atocha-Cercanías ]

Cuando –varios días previos al juicio que tuvo lugar el 18 de noviembre de 2020– tuve conocimiento del escrito enviado por Schindler al Juzgado, una emoción indescriptible me recorrió todo el cuerpo, ya que ese informe de Schindler ratificaba (tres años después) toda la información que yo tenía al respecto.

Por otra parte, no pude evitar recordar la conversación que mantuve con un supervisor en las Oficinas de Atención al Cliente de Renfe tres días después de la caída de mi padre, es decir el jueves 21 de septiembre de 2017, y que reflejé también en el libro 35 ESCALONES:

«—En este momento hay personal de la estación advirtiendo a las personas que van con maletas sobre la peligrosidad de las escaleras mecánicas paradas y les indican que pueden ir por otras que sí están en funcionamiento. A mis padres, el lunes, nadie los avisó de ello. ¿Por qué? —le pregunté.

La empresa de mantenimiento nos facilitó la apertura de las escaleras. Cuando se cerraron, les solicitamos por escrito el visto bueno para abrirlas paradas, y nos lo dieron, nos dijeron que sí —me contestó.

Me quedé pensando: "¿Esa era su respuesta a mi pregunta?". Me quedé mirándole. Para mí, estaba claro que venía con esa frase ya preparada. Seguramente, era lo que le habían dicho que tenía que decirme. Sin embargo, no estaba respondiendo a mi pregunta. Asimismo, yo me pregunté: "Si era verdad que tenían el visto bueno, o el permiso, para abrirlas paradas, ¿por qué habían puesto a personal avisando de su peligrosidad, con el gasto que eso suponía?"

Él siguió hablándome, me propuso hacer una reclamación por escrito y rellenar el Formulario del Seguro Obligatorio de Accidentes que Renfe tenía concertado con la empresa CASER SEGUROS.

—No tiene por qué ser ahora —me dijo.

Lo escuchaba, pero en mi mente solo había una idea: "Llamar a Schindler", para ver qué me decían, pues quería que me confirmaran o desmintieran lo que los vigilantes de seguridad me habían dicho el día anterior. Además, quería preguntarles si, como acababa de revelarme el supervisor de Renfe –quizá sin darse cuenta– era cierto o no que Renfe había solicitado por escrito el visto bueno para abrir las escaleras mecánicas paradas. Ese era un detalle que, hasta ese momento, yo no me había planteado y, de ser así, también quería preguntar a Schindler, cuál había sido su respuesta.

Por consiguiente, no le rebatí nada al supervisor, ni entré a discutir con él. Tan solo le dije que mi madre ya había rellenado el Formulario de CASER y una Hoja de Reclamaciones a Renfe solicitando el informe de los vigilantes de seguridad, si lo hubiese. Pero, en todo caso, pondríamos una reclamación más adelante. Me despedí del supervisor y me fui.»

Cuando el 11 de noviembre de 2019, Renfe respondió a la demanda de mi padre negando «todos los hechos alegados de adverso» y solicitando ser absuelta, no presentó ningún documento acreditando que hubiesen obtenido el visto de bueno de Schindler para quitar las vallas y dejar a los usuarios transitar por ellas en parado (como me afirmó el supervisor de Renfe), es por ello que el abogado de mi padre solicitó a Schindler (a través del Juzgado) la información relacionada con los informes que tuviese acerca de dicha problemática, ya que, obviamente entendimos que si Renfe no los había presentado sería porque no eran favorables a sus intereses.

ESCALERAS MECÁNICAS «FUERA DE SERVICIO» SIN VALLAS

El siguiente vídeo (entre otros que también aportamos en la demanda) es uno de los que grabé el 20 de septiembre de 2017 en la estación de Atocha-Cercanías, es decir, dos días después de la caída de mi padre, donde se puede ver que Renfe seguía sin impedir a los usuarios transitar por las escaleras mecánicas por las que se cayó. Además, en ningún sitio indicaba que estuvieran "fuera de servicio" y, sin embargo, había multitud de señales (flechas, dibujos de aviones, etc.) encaminando a los usuarios hacia dichas escaleras. Tales señales fueron las que mis padres siguieron para ir a la vía 1, donde tenían previsto tomar un tren para ir a la Terminal 4 del aeropuerto y viajar a Guatemala para pasar varios días de vacaciones. Ellos no sabían que las escaleras mecánicas estuvieran fuera de servicio. Otras personas también estaban transitando por ellas.

[ Vídeo - Señales en la estación de Atocha-Cercanías (Madrid) encaminando a los usuarios hacia escaleras mecánicas paradas «fuera de servicio» ]

[ Ver vídeo de las escaleras mecánicas en Vimeo ]

Por otra parte, en la carta enviada por Renfe (fechada el 3 de octubre de 2017) en respuesta a las dos hojas de reclamaciones que mi madre les había hecho en las Oficinas de Atención al Cliente ubicadas en el vestíbulo de la estación de Atocha-Cercanías, podía leerse:

«Le informamos que las escaleras automáticas a las que se refiere se encuentran fuera de servicio por cuestiones técnicas y de seguridad, en las que Renfe Viajeros está trabajando para solventarlas a la mayor brevedad posible.»

Acerca de ello, en ese momento nos planteamos las siguientes preguntas:

  • ¿Por qué Renfe las dejó abiertas paradas?
  • ¿Por qué quitó las vallas que inicialmente impedían transitar por ellas, sin antes haberlas reparado?
  • ¿Por qué había dejado todas las señales multicolores (líneas, flechas, aviones) apuntando hacia ellas para ir al aeropuerto?

Nos pareció muy contradictorio que Renfe dijera que las escaleras mecánicas estaban «fuera de servicio» por «seguridad» y, al mismo tiempo, estuviera poniéndonos en peligro a los usuarios, al permitirnos bajar y subir por ellas.

Del mismo modo que cuando –por ejemplo– un ascensor, un puente, un teleférico, etc., quedan fuera de servicio por mantenimiento o reparación, impidiéndose su uso hasta que dicho mantenimiento o reparación tenga lugar, ¿no debería Renfe haber hecho lo mismo con las escaleras mecánicas?

Si esta situación afectó también a otras muchas escaleras mecánicas durante varios meses en diferentes estaciones de trenes de Cercanías de Madrid (Méndez Álvaro, Doce de Octubre, Zarzaquemada, etc.), como pude comprobar en las númerosas noticias que encontré en Internet (véanse al respecto los enlaces referenciados en el libro 35 ESCALONES), ¿cuántos miles de personas fueron puestas en peligro? ¿Cuántas otras caídas de menor o mayor gravedad hubo? ¿Cuánta gente se vio afectada por esta problemática?

JUICIO CELEBRADO EN LOS JUZGADOS DE SAGUNTO

El pasado 18 de noviembre de 2020, en el Juzgado de Primera Instancia Nº 2 de Sagunto se celebró el juicio donde –entre otros testigos– mi madre y yo dimos testimonio.

Al respecto, teniendo en cuenta todo lo que he mencionado en este artículo, así como otras muchas pruebas que presentamos junto a la demanda (como fue un DICTAMEN PERICIAL realizado por una arquitecta y visado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), donde una de sus conlusiones fue «Las escaleras donde sufre la caída el solicitante NO CUMPLEN las condiciones ni requisitos normativos de unas escaleras de uso público estáticas, que es el estado en el que se encuentran las escaleras mecánicas del Andén 1 Vías 1 y 2 de bajada, en el momento de la caída»), consideramos que Renfe fue muy negligente dejando las mencionadas escaleras mecánicas "abiertas" paradas a sabiendas de que estaban «fuera de servicio por cuestiones técnicas y de seguridad» y, por consiguiente –a nuestro entender– tal irresponsabilidad fue la principal causa de la gravísima caída que sufrió mi padre, provocándole un derrame cerebral, la fractura de ambos húmeros y múltiples heridas por todo el cuerpo, necesitando 13 meses de rehabilitación para recuperarse, pero que, aun así, le dejó secuelas para el resto de su vida.

En consecuencia, esperamos que nuestra denuncia prospere y repercuta también (de algún modo) en favor de todas aquellas personas que igualmente se vieron afectadas por dicha problemática, pues, según me dijeron varios vigilantes de seguridad de la estación de Atocha con los que hablé, frecuentemente muchas personas se caían por esas y otras escaleras mecánicas paradas.

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